El regreso a los orígenes es como la vuelta al seno materno, es el reencuentro con la calidez y el nutriente que nos permitió transitar de la ausencia a la presencia. De la misma manera que las semillas brotan en la tierra, estamos predestinados a crecer, pero al igual que ellas, el tallo nos afianza y nos recuerda nuestra genésis. El tiempo se detuvo años atrás en los pueblos negros de Guadalajara. El éxodo rural, el aislamiento y la falta de recursos sentenciaron el desarrollo de estos pueblos que hoy en día acomodan su existencia a los días de asueto de aquéllos cuyos padres un día emigraron a la ciudad, tal vez en busca de una vida mejor. Transitar por estos lares es reconocernos, es mirar hacia abajo y contrastar decenas de años de desarrollo, siglos de evolución. Transitar por los pueblos negros es rendir homenaje a nuestras raíces y es muestra de gratitud. Sigue leyendo
Arquitectura Negra
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